La escuela después del covid19

El confinamiento ha arrastrado a profesores, madres, padres y alumnos a la incertidumbre y la pregunta está clara ¿a qué modelo educativo lleva el Coronavirus? Quién sabe, quizás esta crisis da lugar a una revisión de las rutinas actuales y da paso a una nueva manera de ver el aprendizaje.

Aunque la respuesta no se puede dar con total concisión y seguridad en estos momentos, los expertos empiezan a dar unas primeras suposiciones sobre lo que puede ser la nueva escuela provisional. Hoy en día, los profesores ya empezaron a dejar atrás los libros físicos y sus páginas de papel y los cambiaron por diapositivas y herramientas interactivas para sustituir a las pizarras de tiza y borrador. Este hecho en concreto ha facilitado que el paso de la enseñanza a las escuelas a las clases en casa por culpa del ‘lockdown’ no haya sido tan trágico, ya que la mayoría de alumnos ya estaban familiarizados con plataformas como Moodle o Google Classroom.

No obstante, un dato evidente a la par que alarmante son la reducción de horas o la imposibilidad de saber con certitud si los alumnos están atentos a la clase o si están mirando cualquier otra página en alguna pestaña abierta en incógnito.

Los tres mayores retos para la educación

Si se pudiesen resumir los tres pilares de preocupación en términos educacionales podríamos distinguir tres claros ejes:

El reto administrativo

Con este reto hacemos referencia a la necesidad de establecer un nuevo calendario académico generalizado, sin distinciones entre comunidades y adaptado al tiempo perdido y los conocimientos que faltan por recuperar. Uno de los factores que modificarían drásticamente la configuración de este calendario se encontraría en la posible creación de la vacuna o cura del Covid-19, la cual permitiría restablecer la normalidad con mayor rapidez.

En caso negativo, las escuelas deberían empezar a plantearse la modificación de horarios o la posible educación escalonada, es decir, establecer diversos grupos según edad y diseñar un horario con la finalidad de que los grandes grupos escolares puedan distribuirse por franjas horarias o incluso por días para mantener la distancia de seguridad normativa entre personas en las aulas.

Isabel Celaá, en una entrevista al portal ultima hora, declaraba que si no aparecía vacuna para la reapertura de las escuelas, éstas tendrían la mitad del alumnado: “Esto obliga a que una parte de alumnos estén trabajando presencialmente y otra parte, telemáticamente”, anunciaba la ministra de Educación.

Un reto para el profesorado y los alumnos

Las administraciones educativas y los docentes deberán ser capaces de responder con eficacia a la ya mencionada falta de horas y, en consecuencia, buscar nuevos métodos de aprendizaje para que los alumnos absorban esos conocimientos perdidos. Por otro lado, hay quien recomienda condensar el temario y quedarse únicamente con lo esencial y necesario, dado que muchas veces más vale quedarse con lo más importante que intentar abarcar todas las páginas del libro.

No obstante, ¿Quién determina qué sería esencial y qué no? ¿Pasaría lo mismo si se obvia cierto conocimiento en primaria que en bachillerato? ¿Es justo el aprobado generalizado que se planteó en su momento? Solo el futuro sabrá dar respuesta a estas preguntas. Y el bachillerato nos lleva a la universidad, la cuál plantea una nueva incógnita. ¿Los primeros años de carrera bajarán sus niveles de exigencia y serán más permisivos ante la posible falta de conocimientos?

No podemos dejar a las manos de la suerte y la benevolencia el futuro laboral español, por lo tanto, muchos expertos meditan la posibilidad de que una gran parte de los estudiantes de primer curso se vean obligados a matricularse en academias de refuerzo o “cursos-puente” para ponerse al día.

Este fenómeno podría aventajar a aquellos que pueden permitírselo económicamente y sería un verdadero ‘handicap’ para las personas que apenas pueden pagarse la matrícula universitaria y se ven con la necesidad de pedir becas curso tras curso.

La brecha digital y sus peligros

Con la finalidad de atender a los alumnos y realizar las clases con la mayor normalidad posible durante la pandemia, los profesores han optado por plataformas de videollamada. Sin embargo, la brecha digital, o la desagradable realidad por la que los recursos informáticos están desigualmente distribuidos, ya sea por área geográfica o por recursos económicos, puede ser un enemigo letal para la educación. Que los niños tengan a su disposición una buena red wifi o un ordenador con webcam será tan esencial como que en el pasado un alumno tuviera un bolígrafo y hojas donde escribir.

En cuanto a este reto, Celaá propuso combatirlo mediante la modificación del currículo a favor de las necesidades específicas de cada clase de alumnos. Además, añadió en su entrevista que, afortunadamente, “en España el 85% del territorio tiene banda ancha y tenemos escuelas conectadas. Hay un porcentaje de alumnado, no tan alto como piensan algunos, sin recurso digital o que se ha visto obligado a compartirlo con sus hermanos o sus padres. Estamos identificándolos para proveerles de recursos”.

Paralelamente, infobae analiza exhaustivamente en una reciente publicación cómo se está desarrollando la situación en Estados Unidos y los posibles paralelismos con España de los que podemos aprender. Dicho artículo, apunta cómo el conocido medio The Washington Post, declara que llevar a los niños de vuelta a las aulas “es una de las tareas prioritarias para volver a la normalidad”.

Desde buscarcole.com queremos dar apoyo a todas esas familias que sufren con incertidumbre los años académicos venideros y les lanzamos un mensaje de esperanza y paciencia. De esta saldremos, y lo haremos más fuertes que nunca.

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