En la metodología de trabajo habitual en las escuelas, el personal docente es el que imparte conocimientos y el alumnado el que escucha. Pero hay otra manera de hacer las cosas.
¿Qué son?
Las comunidades de aprendizaje pueden ser definidas como un grupo de personas que aprenden juntas, utilizando las mismas herramientas y en el mismo entorno. Se trata de una propuesta de transformación educativa, que busca mejorar el aprendizaje y la convivencia, pues implica a todas las personas que, de forma directa o indirecta, influyen en el aprendizaje y el desarrollo de los estudiantes, incluyendo a profesores, familiares, amigos, vecinos, miembros de asociaciones, organizaciones, voluntarios, etc. Su objetivo es generar un cambio en la práctica educativa para alcanzar aquella escuela que todo el mundo quisiera tener y hacer realidad el sueño de que ningún niño pueda quedarse marginado.
Beneficios
Las comunidades de aprendizaje ayudan a enfrentarse a diversos problemas relacionados con el entorno, el fracaso escolar o la resolución de conflictos entre el alumnado. Además de reportar otros beneficios que tienen que ver con valores relacionados con el trabajo en equipo, un aprendizaje más activo y cooperativo y una mayor motivación del alumnado en la adquisición de conocimientos.
Uno de los aspectos centrales es la interacción y la promoción del desarrollo del pensamiento crítico y reflexivo.
Historia
Cómo se aplican
En la formación de las CdA se dan en varias fases:
- Sensibilización: Sesiones de formación continua donde se explica y discute la sociedad de la información en la que se encuentran los conocimientos que se necesitarán para trabajar.
- Toma de decisión: Se inicia el proyecto de transformación que se elabora conjunta y dialógicamente por todos los sectores que quieran participar en él.
- Los sueños: Propuestas de objetivos entre todos los participantes.
- Las prioridades: Análisis de las propuestas surgidas en la etapa anterior para su aplicación real en el centro educativo.
- La planificación: Creación de un plan de actuación para llevar a cabo el proyecto.
Los estudiantes se organizan en equipos de cuatro o cinco con distintos conocimientos llevando a cabo una actividad con el objetivo de potenciar las interacciones y los distintos puntos de vista sobre un mismo tema.
Estos grupos están liderados por una persona adulta (un docente, familiar o voluntario) que se encarga de tutorizar toda la actividad. De este modo, un docente no se encuentra con un grupo amplio de estudiantes, sino que son varios adultos los que se encuentran en el aula compartiendo distintas tareas. Sus puntos de vista distintos enriquecen el trabajo de los estudiantes, que aprenden a compartir visiones y planteamientos diferentes ante una situación determinada. Tienen la posibilidad, así, de desarrollar su espíritu crítico y de hacerse personas más comprensivas mientras crecen. Las comunidades de aprendizaje pueden ser un buen instrumento para empezar a construir el futuro de los jóvenes.