Imagen de niño bueno que va a la escuela

El síndrome del niño bueno es un patrón de comportamiento en el que el niño se esfuerza por complacer a los demás, seguir las reglas y evitar el conflicto a toda costa. Este comportamiento puede surgir de la necesidad de aprobación externa, del miedo al rechazo o a la crítica o incluso de un ambiente familiar en el que se premia la sumisión y la obediencia ciega. Nos referiremos al "niño bueno" aludiendo tanto a niños como a niñas.

Los niños que desarrollan este síndrome pueden tener dificultades para expresar sus propias necesidades y deseos, ya que suelen priorizar constantemente las de los demás. Esto les puede llevar a una falta de autonomía, a una baja autoestima y a una dificultad para establecer límites saludables en sus relaciones interpersonales.

Síntomas del niño bueno

El comportamiento de los niños emite señales que nos pueden ayudar a identificar el síndrome del niño bueno.

"Si los otros me critican, deben tener razón."

El niño bueno no analiza críticamente lo que otros le dicen; sencillamente lo cree. Cualquier comentario negativo, un insulto o una agresión, es aceptado sin el más mínimo análisis. Piensa que los demás saben más que él, que tienen razón y que, si le dicen eso, por algo debe ser.

Teme el castigo de papá y/o de mamá si comete un error.

El niño bueno evita cualquier sentimiento desagradable. Es mejor no intentar nada que hacer algo y fracasar. La ansiedad y el miedo constantes lo llevan a evitar cualquier situación difícil, de riesgo, que puede posponer interminablemente. Evita tomar decisiones postergándolas para más adelante o sencillamente permitiendo que otro las asuma.

Suele evitar los conflictos, por lo que no reclama sus derechos ni expone sus deseos.

Sencillamente, el niño bueno permite que el otro elija dónde ir, qué hacer, qué comer, etc. Ante un conflicto, su estrategia principal es ceder. Siente que acumular sentimientos desagradables en su interior le podría llevar a una situación incontrolable o a un profundo malestar. Ceder permanentemente ante sus gustos y deseos le brinda la ilusión de que disminuirán sus sentimientos desagradables. Piensa que si hay tensión en una relación, significa que se llevan mal y que será abandonado.

Cuanto menos llame la atención, mejor.

En general, el niño bueno es una persona agradable, dócil, que confunde agresividad con violencia. Esto le hace perder la capacidad de establecer límites y le hace vivir haciendo lo que los demás dicen. Sentirse rechazado, inferior, inadecuado es una fantasía constante que le genera angustia y lo conduce a dar siempre.

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Como cambiar la dinámica del niño bueno

Para el niño bueno un ejercicio saludable sería preguntarse con mayor frecuencia: "¿Qué quiero yo?".

Es importante abordar este síndrome desde una perspectiva que fomente la autoexpresión, la autonomía y el desarrollo de la autoestima en los niños. Esto implica alentarles a expresar sus emociones, a enseñarles a establecer límites sanos y a fomentar su capacidad para tomar decisiones por sí mismos.

Reconocer lo que quiere y tomar decisiones permite al niño bueno recuperar su eje, el centro interior, y sentir que su deseo es tan importante como el deseo de los demás.

En resumen, el síndrome del niño bueno puede tener consecuencias negativas en el desarrollo emocional y social de un niño, por lo que es fundamental abordarlo de manera consciente y empática en el proceso de crianza.

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