Aprovat general en temps de coronavirus

Sembla que el temps s’ha aturat. Des de casa, les hores i les coses s'han tornat immutables.

Les circumstàncies tan desconcertants i extraordinàries que vivim a nivell planetari obliguen les administracions educatives a prendre mesures complexes, que susciten el debat. Una d'elles és la possibilitat de concedir un aprovat general als alumnes de l'educació obligatòria. És lícit? Els seus possibles avantatges afavoreixen tothom? Per descomptat, no hi ha una resposta única.

¿Com s'han de sentir aquells alumnes que s'han esforçat molt per treure bones notes, no només durant aquest curs quan era un curs normal, sinó durant els cursos anteriors? Potser alguns d'ells pensin que no és just que el seu esforç quedi convertit en no res, potser d'altres pensin que la situació actual obliga a la generositat individual i a les solucions que beneficien la majoria. ¿O què pensaran ara aquells alumnes que després de la primera i la segona avaluació van comprovar que els seus resultats els podien arrossegar a un desastre més o menys contundent? Quin descans!, pensen potser, com els equips de la lliga que evitaran el descens si se suspèn la competició.

Tots aquests alumnes hipotètics tindrien la seva part de raó, els seus motius per enfadar-se o per manifestar una alegria desbordada. A buscarcole.com optem per la reflexió. I és per això que compartim aquí l'opinió de Gregori Luri, publicada al seu bloc El cafè de Ocata el dia 19 d’abril de 2020.

Afirma Gregorio Luri:

“A mí, que no me olvidaré jamás de dónde vengo, me entristece profundamente que sean los padres de la escuela pública los que con más insistencia protestan contra las evaluaciones, los deberes y, en general, contra la exigencia académica escolar. Su actitud, además de contribuir a difundir una imagen poco rigurosa de los docentes, es profundamente lesiva para sus hijos. Un pobre pidiendo lástima es que es tan pobre que ha perdido hasta su dignidad. Si alguien no debiera nunca renunciar al pundonor, al orgullo, a la voluntad de superación es un pobre, a no ser que se dé por supuesto que la pobreza económica lleva aparejada una inevitable pobreza moral, cosa que me parecería insultante.

Cuando se habla de estas cosas siempre recuerdo un cartel electoral del PSUC en el que un obrero con las manos abiertas decía: "Mis manos, mi capital". No entiendo a quienes no quieren incrementar su capital, es decir, su autonomía. ¿Es que no se dan cuenta de que hay muchos conocimientos que si un pobre no los adquiere en la escuela no los va a poder adquirir en ningún otro sitio?

Sí, los docentes están haciendo un trabajo fenomenal. El mayor elogio que se les puede hacer es el de reconocer que están a la altura de las circunstancias. Procuro mantenerme en contacto con un gran número de centros educativos y creo saber lo que estoy diciendo. Pero, si he de ser sincero, a veces tengo la sensación de que su trabajo, inmenso, es un poco caótico, especialmente con los alumnos que no siguen un libro de texto. La crisis actual nos está demostrando dos cosas. La primera, que la tecnología puede -y debe- completar al maestro, pero es incapaz de sustituirlo. La segunda, que la improvisación no puede suplir una buena secuenciación de contenidos. Si los alumnos tuvieran un libro de texto, el seguimiento coherente de su trabajo en casa sería más fácil. Además muchos libros de texto tienen versión digital, con lo cual se facilitaría su seguimiento.

Repito aquí algo que he estado defendiendo en varios foros estos días: Un aprobado general no es otra cosa que el desprecio colectivo hacia el conocimiento convertido en regalo lastimoso a los alumnos más vulnerables para hacerles creer que así compensamos su vulnerabilidad.”

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